jueves, 5 de abril de 2012

El eco se queda sin voz

Otrora repleto de palabras con firmas conocidas, con mi propia firma, ahora mi buzón sólo regurgita propaganda y facturas.

Otrora sin tiempo, sin manos, sin ojos ni oídos para abarcar toda las peticiones, todos los informativos, ahora la palabra parrilla cobra un significado macabro.

Otrora creyendo que el futuro estaba en mi ordenador y en el tuyo, buscaba con ansia los titulares que ya no estaban ni en mi buzón ni en mi quiosco...

Listas negras han ido creciendo con sus nombres hasta que nos hemos cansado de actualizarlas, pendientes algunos de no ser los siguientes e intentando avanzar los que quedaron por el camino.

El eco se queda sin voz, porque ya no habrá quien dé la noticia de que otros dejan de dar noticias... Todos nos quedamos sin voz, porque informarse es más que leer, escuchar o ver una u otra sucesión de palabras.



La información no debería tomarse sólo como derecho, sino también como deber pues, si no hacemos por estar informados, nuestros criterios no tendrán valor, no serán criterios, sino meras reproducciones de prejuicios, tradiciones o simpatías.

Se están apagando las herramientas que salvaguardaban derechos y libertades que ejercíamos consciente o inconscientemente: como un hilo con agradables voces que nos acompaña en las tareas domésticas, como un entretenimiento hoja a hoja en la barra del bar o como un instrumento que concienzudamente estudiamos cada día con el desayuno.

¿Sólo nos echamos de menos nosotros mismos o ese sentimiento es común al resto de los mortales?

Como compartí con vosotros en el primer post de este blog, creo firmemente que las piezas encajarán y los profesionales del periodismo y la comunicación encontraremos nuestro sitio, pero qué oscuro se ve todo cuando el fundido a negro sólo deja ver un gran rótulo: The End.


1 comentarios:

Elisa Díaz dijo...

Laura, me encanta tu blog y lo sigo. Besos

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.
 
;